28 feb 2011





Las ovejas no son inteligentes. Tienden a vagar por los riachuelos en busca de agua, pero su lana crece y las hace pesadas y se ahogan. Necesitan de un pastor que las guíe hacia “aguas de reposo” (Salmo 23:2). No tienen defensas naturales: ni garras, ni cuernos ni colmillos. Están indefensas. Las ovejas necesitan un pastor con “su vara y su cayado” (Salmo 23:4) que las proteja. No tienen sentido de dirección. Necesitan a alguien que las guíe “por sendas de justicia” (Salmo 23:3).

     Lo mismo que nosotros. También tendemos a dejarnos arrastrar por aguas que debimos haber evitado. No tenemos defensas contra el león rugiente que ronda buscando a quien devorar. Nosotros, también, nos extraviamos.

Necesitamos un pastor. Necesitamos un pastor que cuide de nosotros y nos guíe. Y tenemos uno. Uno que nos conoce por nombre.
Jehová es mi pastor, nada me faltará.
Salmo 23:1
Tomado del libro gracia para todo momento
Autor: Max Lucado


Photobucket