
Si realmente conociéramos el poder de las palabras... Cuidáramos aun nuestro susurro.
La gente vive esclavo de su boca. Se quejan, juzgan, critican, acusan, y hablan sin misericordia. Y lo peor de todo, es vomitar toda esas "cosas" en las redes sociales...
Nuestras palabras deben ser "sazonadas con sal", agradables, sin ofensas, sin discriminación, sabiendo que hay un Dios en el cielo que ama...