3 sept 2010

Algunos días parecen carecer de todo propósito y motivación. Es posible que en uno de esos, nos sintamos como esta persona. “Cuando desperté esta mañana, me dije a mi mismo que éste sería un día igual que los demás y así fue. Abordé el mismo tren, como cada mañana. Leí los mismos comentarios en el periódico, sobre cierta situación internacional que nunca cambia. Encima de mi escritorio encontré el mismo montón de documentos por revisar”. “Todas la personas se ven igual que siempre, incluso mi supervisor. Llevan en sus rostros la misma falta de expresión, la cual es un reflejo de que nada nuevo sucederá hoy. A la hora del almuerzo, comí lo de siempre. Regresé a mi escritorio hasta las cinco de la tarde, y luego me dirigí a casa, convencido que mañana todo comenzará de nuevo otra vez”. “Dios estoy cansado de todo esto. Mi anhelo era que todo fuera diferente por completo. Yo había soñado que algún día disfrutaría de una vida activa y emocionante. Nunca llegaré a ser más de lo que soy. Eso fue un sueño”. 


 Si comenzamos a experimentar este tipo de fatiga y aburrimiento, ¡es tiempo de tomar un descanso! Estos son síntomas de que se acerca una depresión, y ésta es algo que impedirá el disfrute de la vida plena que Dios tiene planeada para nosotros. Para vencer la fatiga, el aburrimiento y la depresión, debemos acudir de inmediato al Señor y rogar por un cambio de actitud, por fuerza y sabiduría. Admitamos nuestra insatisfacción y frustración, seamos honestos. ¡De todas formas, Él conoce todo sobre nosotros! Entonces, escuchemos la respuesta. Es probable que hayamos caídos en patrones de pensamientos destructivos, y ha llegado el momento de “derrumbar argumentos vanos”. También es posible que Dios esté incitándonos a intentar algo nuevo, una profesión, ministerios, pasatiempos, o una actividad familiar.


 Una cosa si es segura, y es que Dios no desea que abandonemos los sueños que Él mismo nos ha dado. ¡Desea que llevemos a la plena realización todos aquellos sueños que Él ha depositado en nuestro corazón!



Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
 Mateo 11:28


Tomado del libro un café con Dios

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