8 sept 2010

Darle el acabado a un mueble es la fase final de su fabricación. El grueso del trabajo que se le da a la cómoda, la mesa o la silla para su función tiene lugar mucho antes en el proceso. Sin embargo, el acabado, darle el color y el barniz, es lo que le da al mueble su belleza. El acabado saca la veta y el realce de la madera, la suavidad de un lijado fino y el brillo que habla de terminación.
La cruz en que crucificaron a Jesús marcó el fin de su vida terrenal. Mientras exhalaba su último aliento, declaró: “Consumado es” (Juan 19:30). Esta fue una declaración de triunfo que marcó la terminación de su misión terrenal a fin de satisfacer y cumplir la ley de Dios por toda la gente. La cruz se convirtió en el faro que brilla con gran resplandor en el corazón de los pecadores y dice: “eres libre”. También es el preludio de un “nuevo comienzo” en su resurrección, ofreciendo nueva vida a todos.
Cada uno de nosotros tiene el llamado a terminar bien la vida, pero nuestro acabado no es solo en nuestra muerte. También está en el cierre que damos a cada día de tal manera que nos permita la resurrección a la mañana siguiente. Esto es posible al decir con gratitud y humildad: “He hecho lo que el Señor me puso delante hoy y lo hice dando lo mejor de mí. Y ahora, doy mi todo a Él de nuevo a fin de que pueda volverme a crear y usar otra vez mañana.
Ralph Waldo Emerson ofreció el siguiente consejo:
Terminemos cada día y procuremos hacerlo bien. Habremos hecho entonces lo que podíamos. Sin duda, se colarán algunas equivocaciones y disparates: olvidémoslo en cuanto podamos. Mañana es un nuevo día; empecémoslo bien, con serenidad y con un espíritu tan animado que no nos logren abatir los anteriores desatinos. Este día es todo lo que es bueno y justo. Es demasiado precioso, con sus esperanzas e invitaciones, como para malgastar un solo momento con lo que pasó ayer.
Así es, El Dios que empezó la buena obra en nosotros le dará acabado de día en día, y al final la llevaremos a la terminación.
 Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6
Tomado del libro Momentos De Quietud Con Dios
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