18 dic 2010



Es inconcebible que unos padres adoptivos en potencia digan: «Nos gustaría adoptar a Juanito, pero primero deseamos saber algunas cosas. ¿Tiene una casa donde vivir? ¿Tiene dinero para los derechos de matrícula? ¿Tiene quién lo lleve a la escuela cada mañana y ropa para cada día? ¿Puede prepararse su propia comida y arreglarse la ropas?

      Ninguna agencia aceptaría estas palabras. Su representante levantaría la mano y les diría: «Un momento. Ustedes no entienden. Ustedes no adoptan a Juanito por lo que tiene: lo adoptan por lo que necesita. Este niño necesita un hogar».

     Lo mismo ocurre con Dios. Él no nos adopta por lo que tenemos. No nos da su nombre por nuestro talento, ni por nuestro dinero, ni por nuestra buena disposición. La adopción es algo que recibimos, no algo que nos ganamos.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él.
Juan 3:17

Tomado del Libro Gracia para todo Momento
Autor: Max Lucado



Photobucket

0 comentarios:

Publicar un comentario