6 ago 2010

Sahara Central es un pequeño pueblo al este del desierto de Sahara. Antes de la visita de Lewin, era un pueblo olvidado, desconocido por los extranjeros. Nadie del pueblo había logrado salir de allí. Hubo intentos de huir de la árida vida del desierto, pero ninguno tuvo éxito. Lewin preguntó con señas, por qué nunca habían dejado el pueblo para conocer otros lugares. Pero la respuesta era siempre la misma:
“No importa cuál sea la dirección que tomemos, todos los caminos nos traen al mismo lugar: el punto de partida”. Para comprobarlo, Lewin tomó el rumbo hacia el norte y caminó durante 3 días hasta que pudo salir del desierto. Entonces, ¿por qué los habitantes del pueblo no lo habían logrado? Lewin pidió a un joven del pueblo que lo guiara, y lo siguió. Pasaron diez días, caminando día y noche. Pero, luego de 11 días, se encontraron en el mismo lugar de donde habían emprendido el viaje. Entonces, Lewin entendió por qué ningún habitante del pueblo había logrado salir. Era porque nadie conocía la estrella polar.
Lewin le enseño al joven que, para llegar al otro lado del desierto, debía caminar sólo durante la noche, guiándose con la estrella polar, y descansar durante el día. El joven obedeció y, efectivamente, en 3 días logró llegar por primera vez al límite del desierto. Tiempos después logró ser un pionero en el desierto y, en su honor, levantaron un monumento en medio del desierto. El monumento lleva una grabación que dice “! La nueva vida comienza cuando encontramos el rumbo correcto!”.
Hay un rumbo que hemos escogido, pero que no encontramos un final, son nuestras propias opiniones sin la guía de Dios. Él estableció un propósito para nuestras vidas, ha determinado el rumbo hacia la vida que deberíamos vivir, a través de su palabra, deberíamos dejarnos guiar por Él y decidir vivir la vida que quiere que vivamos. Todo comienza con Dios. No se trata de nosotros, ni de nuestra capacidad, ni de nuestros logros, sino de Dios. Debemos conocer y entender sus planes, pues al final Él es quién nos ha creado.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.
Proverbios 3:5-6
Tomado del libro tiempo con Dios
Autor: Kim Won-tae
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